La economía de las actividades culturales en el Roble es de naturaleza local y de subsistencia. En el territorio se fabrican productos artesanales hechos con materiales de la región que son utilizados para el trabajo en el campo y en la vida familiar y cotidiana; ejemplo de ello lo encontramos en las artesanías provenientes de la palma de vino, de corozo y de iraca, con los que se fabrican además de entechados de la arquitectura vernácula, escobas, esteras, abanicos y sombreros. Estos productos son fabricados y comercializados en la cabecera municipal y en corregimientos tales como: Las Tablitas y Tierra Santa.

El Roble también se destaca por la fabricación y comercialización de la hamaca; esta vocación del tejido en telar vertical es conocida a nivel regional. Además, se encuentran maestras y maestros dobladores de tabaco, un oficio artesanal que sigue generando ingresos puntuales a las familias campesinas del municipio.

Las festividades y fiestas patronales que se celebran en el territorio urbano y rural; son momentos de encuentro e integración de la comunidad en donde la música, la danza y el teatro ocupan un lugar importante. Estas fechas (de corralejas y festivales) son esenciales para la economía de las actividades culturales debido a las ventas que la comunidad lidera frente a una variedad de productos, entre esos los platos típicos y las bebidas como la chicha mona o el ñeque, generando ingresos para las familias productoras y portadoras de tradición.

En el municipio también se encuentran saberes de la cocina tradicional asociados a la extracción del palmito de la palma de vino, la elaboración de bollos y motes de queso y guandul, cuya comercialización moviliza la economía de muchas familias.

A estas celebraciones también se vinculan los grupos, banda y conjuntos de acordeón sabanero, realizando presentaciones para amenizar el espectáculo o como participantes de los concursos musicales.